Juana Díaz Ferrer fue la primera gallega en una logia

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Monforte fue el escenario de uno de los hechos más singulares de la historia de la masonería lucense. Allí se produjo la primera admisión de una mujer en una logia gallega. Era Juana Díaz Ferrer, que ingresó en 1891 en la Valle Hermoso 77 con el nombre de Mariana. Su padre era Antonio Díaz Prado, «que era o gran mestre», cuenta Alberto Valín. No hay constancia de otras masonas en la Galicia de la época y tuvieron que pasar cinco años hasta la creación de la primera obediencia masónica mixta de la historia: la Droit Human parisina. Juana Díaz Ferrer alcanzó el grado nueve y el cargo de Gran Segundo Vigilante en la Gran Logia Provincial 19.

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