Generalmente las obras públicas que se realizaban en el Antiguo Régimen, eran previamente subastadas a la baja, rematándose en el mejor postor.
En algunas ocasiones, muy contadas, se saltaba el protocolo y las obras eran concertadas por adjudicación directa. De producirse esta irregularidad, que afectaba directamente a la defensa de los intereses de los agremiados y de su derecho al trabajo, podrían pasar por alto la contrata o denunciar su ocultación, como es el caso que vamos a ver.